¡Qué bárbara Brandy Agerbeck! ¡Qué tremendo potencial cada una de las herramientas que pone a disposición del gran público! Han sido cinco días de reflexión interior, de exploración y por qué no decirlo, de juego compasivo con una misma.
Estamos TAN acostumbrados a ser ultracríticos con nosotros mismos que el mero hecho de darnos un tiempo de prueba, de dibujo sin juicio, sólo por el placer de ver hasta dónde llegamos, sienta como un masaje en las pantorrillas. Sabéis a lo que me refiero, ¿verdad?
También ha habido partes más «duras», difíciles de masticar, porque al fin y al cabo estábamos tratando de poner orden y limpieza en unas vidas que en la mayoría de participantes están marcadas por la sobrecarga de trabajo, la incertidumbre pandémica y el criticismo feroz.
Cada día hicimos un ejercicio, cada cual más liberador. Empezamos por un garabato, en el que mapeamos nuestras preocupaciones. La insistencia de Brandy en estar atentos a las sensaciones, pensamientos y emociones acerca mucho este método al Mindfulness. Pero para mi gusto mola doble porque al dibujar generas un artefacto que puedes manipular, archivar, y consultar más adelante. Al estilo de los diarios, los autorretratos de artista, o ciertas fotos que un@ se toma para dejar constancia de un aquí y un ahora. Pero encima modular. O sea, mola triple.
Total, que esta encantadora mujer ha abierto varios melones en mi vida: el Overwhelm Stack (tarjetas de sobrecarga; ya es excepcional que llegue a las tarjetas en blanco a los 40 años, pero nunca es tarde si la dicha es buena), los conceptos de dibujo dirigido/dibujo emergente, los Sanity Circles (que ya conocía, pero no había abordado desde una perspectiva más visual)… Una fiesta, oiga.
Os recomiendo no perder de vista sus actividades. Me dijo que estaba trabajando con un amigo en la versión en castellano de su libro «The Idea Shapers», espero que llegue pronto. Este enfoque tan optimista y hermoso merece ser esparcido por todo el orbe. Gracias de nuevo, Brandy 🙂
